miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ante la necesidad histórica de la victoria el 7 de octubre…


Muchas páginas ha escrito el glorioso pueblo venezolano en su anhelo de contar con una sociedad más justa.  Ese anhelo de justicia en todo sentido, esa justicia que reviente los paradigmas establecidos en nuestro país por una godarria que se insertó en los espacios de poder para subyugar a nuestro pueblo encontró un asidero en la Revolución Bolivariana. El proceso político y social que desató en Venezuela la Revolución Bolivariana ha dado respuesta a gran parte de las necesidades más sentidas de nuestro pueblo.

El ascenso del comandante Hugo Chávez a la primera magistratura en 1998 demostró con el paso de los años que si es posible el desarrollo de un proyecto nacional coherente, que Venezuela no es un país ingobernable o que solo la manó de los técnicos neoliberales creyentes acérrimos de las bondades del mercado podían hacer de nosotros un país de “bien”.

Nuestra Patria, nuestro pueblo, ha dado cada día más demostraciones de su capacidad para caminar por sus propios pies armando paso a paso una nueva arquitectura de sociedad enmarcada en el socialismo como fin último.  Pero,  nunca debemos olvidar que en este camino las venezolanas y venezolanos hemos transitado momentos difíciles, de contradicción, de pugnacidad, de lucha de clases, propios del enfrentamiento entre quienes hemos apostado a un proyecto de inclusión, colectivo, para las mayorías, para los desposeídos y la godarria que se aferró al poder durante más de 100 años y hoy pretende recuperarlo a cualquier costo para continuar subyugando a Venezuela.

El despojo del poder a los enemigos de la nación se concretó a través de la vía electoral aunado a una férrea defensa de la voluntad manifestada por el pueblo con su voto en 1998. Es así como el pueblo colmó las calles en defensa del Comandante Chávez durante las agresiones al proceso bolivariano durante 2002, 2003 y años posteriores. Esos primeros años definieron un método de acción política: la vía pacifica y electoral pero tal como lo ha dicho el propio Chávez no desarmada, pueblo y fuerza armada bolivariana en la calle.

Suman ya 12 procesos electorales en los que la alternativa pacifica y electoral representada por la propuesta bolivariana y socialista ha resultado airosa. El 7 de octubre de 2012 marca un nuevo hito en esta lucha por la emancipación total del pueblo venezolano.

¿Qué implica el 7 de octubre?

Es bien sabido que sucedería con los significativos avances sociales logrados en nuestro país bajo el supuesto negado que la revolución bolivariana, con el Comandante Chávez al frente, no continuara en este momento histórico marcando el rumbo del proceso político venezolano. Sería inminente el ataque frontal contra todas las formas de democratización del poder –algunas de ellas aún en etapa de construcción- que se han desplegado a lo largo y ancho de nuestro territorio.

Consejos comunales, comités de tierra, mesas de energía, mesas de agua entre otras muchas y diversas formas de organización que se han construido desde los cimientos del poder popular sufrirían la feroz persecución de la godarria, que observa en la democratización del poder y de los recursos económicos y financieros del país un atentado a sus intereses.

El centro del accionar político de la godarria es claro: apoderarse de nuevo de la república y sus riquezas estratégicas (petróleo, gas, hierro, bauxita, oro) destruyendo cualquier constructo político o social que signifique resistencia popular, es decir, desarticular las organizaciones que accionan en diversas áreas (socioproductiva, deportiva, cultural, educativa) de manera efectiva desde el seno del movimiento popular. Por ende, para lograr este objetivo es necesario conjugar varios elementos: la represión, la desmoralización y la desmovilización del pueblo.

La restricción de reivindicaciones logradas en áreas como salud, educación, alimentación, trabajo y vivienda, aunado al desplazamiento de los movimientos sociales y populares organizados a través de la supresión de los espacios de ejercicio protagónico y participativo del poder, son acciones necesarias para abrir de nuevo la brecha entre “gobernantes” y “gobernados”, característica propia del arcaico, antipopular y excluyente modelo que representan las llamadas democracias liberales burguesas occidentales.

El regreso a esquemas como la descentralización implica per se el abandono de la inversión publica en los ámbitos sensibles para las grandes mayorías, y en consecuencia, una vuelta al mas puro neoliberalismo. Hablan del camino al proceso estirilanzdo un pasado que los perjudica y  que han sabido camuflajear   La de-construcción del estado capitalista acumulador de renta y la construcción del estado redistribuidor de los recursos hacia los más desfavorecidos sería un proceso abruptamente interrumpido y truncado trayendo como consecuencia un grave atraso para la sociedad venezolana.

Es indispensable triunfar el 7-0 para Venezuela y el socialismo bolivariano

El programa de gobierno de Hugo Chávez para el período 2013-2019 plantea dentro de sus primeros tres objetivos: La defensa expansión y consolidación de la Independencia Nacional. En segundo lugar la construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI como alternativa al capitalismo y en tercer lugar convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político –dentro de otros objetivos-. Sin duda para la concreción de estos tres primeros objetivos es necesario el triunfo electoral del 7 de octubre de 2012.

Hablamos entonces de la construcción de un modelo económico, político y social que sea respuesta al capitalismo neoliberal pero sobre todo que demuestre ser factible en la práctica. En este sentido solo un gobierno que abra las compuertas para seguir profundizando la democracia radical para la destrucción del estado capitalista obsoleto y la construcción del nuevo estado socialista, impulse el cambio de las relaciones sociales de producción, propicie la discusión del trabajo como concepto en el marco del socialismo bolivariano, apuntale e impulse la transformación cultural desde el punto de vista educativo-formativo y logre agrupar a las grandes mayorías nacionales para la ejecución de un proyecto común puede garantizar nuestra efectiva liberación nacional e independencia.

Solo el gobierno bolivariano y el liderazgo de Chávez han demostrado con creces estar conectado con estos y otros grandes intereses de la nación.

Tareas con miras al 7 d octubre de 2012 

La construcción de un bloque político e histórico que conduzca al triunfo del 7 de octubre y a posteriori la consecución y profundización del proceso revolucionario es una tarea ineludible. En función de esto, una línea de trabajo electoral planteada por el mismo Comandante Chávez, esboza la necesidad de incorporar a los sectores medios de la población –la clase media- al bloque político, histórico y electoral  que garantice la victoria el 7-O.
Las capas medias, profesionales, técnicos, universitarios, pequeños empresarios, clase media pública y privada deben ser parte del debate en la consecución del modelo económico socialista que garantice la inclusión plena. Por ello es indispensable la actuación de este Colectivo en el acercamiento a este sector de la sociedad.

¿Es en la actualidad la clase media venezolana explotada o explotadora?, ¿esta cumpliendo la clase media pública la tarea de transformación y democratización del Estado? ¿Contamos con una clase media comprometida con los intereses del país? Este ejercicio nos debe ayudar a definir el papel que debe cumplir la clase media dentro del proceso revolucionario bolivariano.

El trabajo político hacia clase media debe ir acompañado con el abordaje a sectores como la juventud, estudiantes, artistas populares e intelectuales y todos aquellos que desde posturas que sin dejar de ser criticas enmarcadas dentro del proyecto nacional que tiene como bandera la construcción de socialismo bolivariano.

Desde el CES ponemos todo nuestro empeño, convicción, conciencia y espíritu revolucionario para lograr la consolidación de este propósito. Ante las posibles acciones por desestabilizar, desconocer, bombardear, sabotear la democracia revolucionaria venezolana y sus instituciones es necesaria la unidad, la acción coherente y el cumplimiento de los objetivos cuyo fin sea la construcción de un estadio superior para el ser humano: el socialismo.

Arriesgamos todo para  el triunfo del proyecto socialista y la derrota de la godarria imperialista, la derecha oligárquica que pretende apoderarse nuevamente de las riquezas y la dignidad recuperada por el pueblo venezolano.

El exhorto es a votar masivamente y así cumplir la tarea de triunfar con un margen contundente el próximo 7 de octubre de 2012, tarea urgente y estamos en el momento justo para cumplir la misión. El objetivo es continuar garantizando la mayor suma de felicidad posible para nuestro pueblo.

Independencia y Patria Socialista!!
Viviremos y Venceremos!!

domingo, 27 de noviembre de 2011

Comunidad del Colectivo de Egresados Socialistas ante la situación general de la UCV y la expulsión del compañero Kevin Avila

Otra vez la godarria academicista…

Significativos esfuerzos ha realizado la Revolución Bolivariana por brindar educación masiva y de calidad a todos los venezolanos. Esto ha sido entendido por el colectivo nacional que ha participado de manera entusiasta en las distintas misiones educativas pero además ha abarrotado las aulas de escuelas y liceos bolivarianos, universidades creadas en tiempos de revolución y otros espacios para el intercambio de saberes. Muestra de ello son los indicadores del marcado aumento en la matricula escolar además de la declaración de la República Bolivariana de Venezuela como territorio libre de analfabetismo por parte de la Unesco.

Estos hechos son solo desconocidos por la derecha política venezolana y su representación academicista, que para suerte de los venezolanos siguen y seguirán siendo minoría, no obstante han dedicado sus esfuerzos en intentar infructuosamente demoler y desprestigiar las acciones revolucionarias de gobierno ante su imposibilidad de mostrar resultados concretos en los pocos espacios de dirección política y administrativa que desafortunadamente aún regentan en el país.

Nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Central de Venezuela, como lo hemos advertido y manifestado en múltiples oportunidades hoy se encuentra secuestrada y subsumida en los más terribles antivalores por parte de godarria academicista, quienes desde un organismo antidemocrático, coercitivo y represor nuevamente atropellan a las valientes voces que claman por la construcción de una nueva universidad que vuelva como en el pasado a compartir con el pueblo venezolano sus mas nobles intereses rumbo a la patria buena.

En un ejercicio de democracia participativa el Presidente Chávez luego de escuchar los argumentos de diversos sectores –incluida la godarria academicista- decidió no promulgar la Ley de Educación Universitaria, sin embargo, la respuesta de las “autoridades universitarias” –si así se les puede llamar- es continuar torpedeando las políticas de inclusión educativa que se desarrollan en los actuales momentos. También atacan a los estudiantes del Programa de Formación en Medicina Integral Comunitaria, vilipendiando a un grupo de jóvenes

Basta recordar solo la verborrea estupida y colérica que desató la godarria contra los estudiantes del Programa de Formación en Medicina Integral Comunitaria vilipendiando a un grupo de jóvenes venezolanos que se esfuerzan día a día en formarse para atender a la población de los sectores mas humildes de nuestro país, eso en su “sesudo” cerebro no les cabe, atención medica gratuita para los pobres es algo que no entienden y menos entienden que un pobre estudie medicina.

Pero la godarria academicista no es el humo del café –que todo el mundo lo ve pero nadie lo agarra como dice una canción de protesta de los años 90-, tiene voceros, tiene nombre y apellido, tiene rostro. Hoy día se encuentra representada por la ciudadana Cecilia Garcia Arocha, los señores Nicolás Bianco y Amalio Belmonte -entre otros- quienes como decimos anteriormente no son el humo del café, en algún momento deben asumir su responsabilidad y rendir cuentas al pueblo venezolano por el daño y la actitud de atropello con que han venido manejando los destinos de quienes conforman la comunidad de la Universidad Central de Venezuela.

Su última acción, digna de vergüenza, es la irrita, abusiva, intimidatoria y grosera expulsión del dirigente estudiantil Kevin Ávila solo por hacer respetar sus derechos y los del colectivo ucevista. La godarria en su cenáculo, cual consejo de defensa de la OTAN, pretende sin moral ninguna calificar a buenos y malos. Busca callar la voz de protesta de estudiantes como Kevin solo porque exigen más y mejores servicios en una universidad donde aumenta el presupuesto año tras año y no su matricula, una universidad que bajo el secuestro de la godarria solo ha mermado cada día su capacidad de investigación y extensión, una universidad con pensum de estudios cada día mas anquilosados y podemos realizar acá una lista interminable de irregularidades por las que deberían ser interpelados y sancionados por los organismos competentes.

Pero el primero en juzgar ha sido el pueblo venezolano, el verdadero propietario de la universidad, que ha rechazado contundentemente el ridículo complot de un grupúsculo que sin argumentos ha intentado menguar el espíritu de lucha de un grupo de muchachas y muchachos aplicando esta rastrera sanción al compañero Kevin.

Debemos alertar a las venezolanas y venezolanos que esta acción no es aislada, es una primera escalada en función de convertir en trinchera de los oscuros intereses oposicionistas a la universidad venezolana y en especial a nuestra secuestrada UCV –como ya lo han hecho en otros momentos y han salido derrotados- máxime tomando en cuenta la coyuntura estelar de octubre de 2012, en la que nuestro Presidente Chávez nuevamente saldrá airoso cosa que quieren evitar a toda costa para tratar de interrumpir el transito hacia una sociedad mas justa que no es otra que la sociedad socialista. Tienen un solo destino: el fracaso.

De más esta decir que Kevin Ávila cuenta con el apoyo irrestricto de este grupo de profesionales venezolanos egresados de la Universidad Central de Venezuela que además compartimos su visión de país, de universidad, sueños y anhelos.

A la derecha venezolana y a sus pseudoacadémicos solo nos queda decirle que así no es, que están errando el camino y que se les está terminando el tiempo para rectificar.





Colectivo de Egresados Socialistas- UCV
Caracas, 24 de noviembre de 2011

sábado, 28 de mayo de 2011

El CES ante la arremetida imperial contra PDVSA

El Colectivo de Egresados y Egresadas Socialistas de la Universidad Central de Venezuela (CES) manifiesta su apoyo irrestricto, solidario y comprometido con el proceso revolucionario que se desarrolla en nuestro país, liderado por el camarada presidente Hugo Chávez Frías, y en particular, con nuestra industria petrolera nacional Petróleos de Venezuela (PDVSA) ante las agresiones del gobierno de los Estados Unidos a la soberanía y la autodeterminación de la República Bolivariana de Venezuela

El Gobierno Revolucionario ha retomado la senda liberadora y soberana heredada de los próceres independentistas, para hacernos dueños de nuestro destino, ejerciendo el derecho que otorga la Constitución Bolivariana al intercambio político, económico, cultural y social con todas las naciones del mundo para construir la paz tan necesaria y anhelada en nuestros tiempos.


Las relaciones internacionales de Venezuela se han diversificado sobre la base de la solidaridad, fraternidad y complementariedad entre los pueblos, jamás bajo la doctrina y lógica del terror que profesan las potencias imperiales miembros de organizaciones intervencionistas y fascistas como la OTAN.


El CES integrado por profesionales egresados y egresadas de todas las escuelas profesionales de la Universidad Central de Venezuela permanecerá alerta para apoyar a nuestra principal empresa en el ámbito que lo requiera, movilizándose en las calles, defendiendo las instalaciones o si fuera necesario en cualquier otro espacio que esta agresión nos exija.




¡Patria socialista o muerte!


¡Estamos Venciendo!


COLECTIVO DE EGRESADOS SOCIALISTAS UCV

domingo, 17 de abril de 2011

A la luz de lo que dicta el numeral 3 del Artículo 34 de la Ley Orgánica de Educación.

Los desafíos ante los próximos procesos electorales dentro de la Universidad Central de Venezuela.

Jhon Guerra Sansonetti

Camaradas.

A finales del mes de mayo del año en curso, vence los periodos de los decanos de la Universidad Central de Venezuela, electos para el periodo 2008-2011. En la anterior coyuntura regia con preeminencia, la vetusta Ley de Universidades de 1970 que no ha perdido su vigencia en razón de la omisiones normativas en este terreno de la realidad política. Sin embargo, la hegemonía reinante dentro del subsistema universitario (encabezada por los factores académicos recalcitrantes y secundado por un movimiento estudiantil desprovisto de una seria alternativa de país), pierden de vista los alcances introducidos por la Ley Orgánica de Educación del año 2009, que, si seguimos la rigurosidad positivista del derecho venezolano, coloca en jaque a todos los intereses que convergen dentro de la universidad. El discurso del claustro o asamblea como colegio electoral ha sido prácticamente desarmado.

¡Compadres y Comadres! Los guaros de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado han empujado la rueda de la dialéctica y en sentencia del mes de agosto del 2010 de la Sala Electoral del máximo tribunal del país, enciende las luces sobre el nuevo desafío que debe asumir la corporación universitaria como entidad convocada a instituir los caminos del control y conducción de su dinámica organizacional. Ese reto no amenaza al ideal autonómico universalmente conocido, se reafirma aun más bajo las premisas de democratización de los espacios de lucha y poder que ha explanado el preámbulo de la Constitución de 1999. Estratégicamente llega tarde a la escena del combate que se libra puertas adentro y ya Lenin lo advertía ¡No toda receta o regla general funciona para todos los casos! ¡O somos chicha o somos limonada!

En la coyuntura que se encuentra el país nacional, la razón real nos asiste ¿y el hecho cultural qué? Veamos los alcances del Artículo 34 de la Ley Orgánica de Educación del 2009 y a la luz de sus contenidos, formulo par de interrogantes con el propósito de identificar elementos que debemos tener en cuenta las fuerzas progresistas ante un nuevo episodio por la conquista del poder en nuestras instituciones universitarias, combate dirigido a la democratización radical del saber, las artes y las ciencias:

Artículo 34. (…) La autonomía se ejercerá mediante las siguientes funciones:

3. Elegir y nombrar sus autoridades con base en la democracia participativa, protagónica y de mandato revocable, para el ejercicio pleno y en igualdad de condiciones de los derechos políticos de los y las integrantes de la comunidad universitaria, profesores y profesoras, estudiantes, personal administrativo, personal obrero y, los egresados y las egresadas de acuerdo al Reglamento.

1-. ¿Habrá voluntad política en el seno de nuestros Consejos Universitarios para formular la normativa que materialice la participación electoral, en igualdad de condiciones, de todos los actores que hacen vida en la Universidad? A esta hora, los compañeros de la UCLAla Universidad Nacional Abierta aguardan por sus Consejos Universitarios, por la promulgación del Reglamento de Elecciones Universitaria, tal cual como lo ordena la sentencia 120 del 11 de agosto del año pasado, emanada de la máxima jurisdicción electoral. Y si realizamos un análisis sobre la conducta de las autoridades universitarias, la mecánica que predomina en su praxis y retórica es un reiterado y absurdo desafío (rayando casi en la desobediencia civil) al gobierno y ordenamiento jurídico legítimamente constituido. Las y los egresados de la UCV aguardamos (todavía) al estricto cumplimiento de la sentencia de la Sala Constitucional del TSJ (expediente 10-0992), que ordena el cese del cobro exorbitante de matriculas a los profesionales que aspiran obtener una segunda profesión; otro sintoma del ´desorden´presupuestario reinante en las universidades afectas a la AVERU.

2-. Y los trabajadores obreros y administrativos adscritos a las dependencias centrales ¿Quedarán excluidos del padrón electoral diseñado a fin de operativizar los comicios decanales? A primera vista todo indica que no serán incluidos en el registro electoral correspondiente. Sería cuestión ya de las fuerzas sindicales universitarias, adelantar las diligencias que garanticen la participación de aquellos trabajadores administrativos y obreros egresados en cualquiera de las once facultades de la UCV. ¡Sabemos que los hay! En esta vez ocasión, la hegemonía universitaria atraviesa por una seria cruzada, o echan el resto en la calle o asumen la nueva discursiva legal en la legitimación del quehacer gerencial en la universidad. Puede ocurrir -en otro extremo- que una porción representativa de compañeros obreros y trabajadores administrativos se involucren como estudiantes de pregrado, visto que en los últimos tiempos, han logrado ingresar a la formación profesional de tercer nivel. ¿Y los contratados qué?

3-. ¿Qué entenderá por Egresado el legislador que plasmó todos esos contenidos en el numeral 3 del Articulo 34 de la Ley de Educación? En un breve examen de la exposición de motivos de la norma en cuestión, por ningún lado conseguimos una caracterización de esa entidad denominada “EGRESADOS”. No esta demás dejarla clara y explicita, la derecha es astuta y siempre nos sorprende desde el punto de vista jurídico. Vale la pena traer al análisis la nefasta sentencia del TSJ del año 2002 que negó el antejuicio de merito a los militares fascistas que intentaron asaltar el poder desconociendo la voluntad popular durante el mes de abril. Si pensábamos que liquidamos el peso de los profesores jubilados en la definición electoral, ahora son ellos quienes participarán como Egresados y es una masa bastante heterogénea a la hora de saltar al plano logístico electoral.

4-. ¿Hasta que punto es favorable igualar el peso del voto estudiantil en la composición electoral? Por la medida pequeña, esto es un acto de justicia, se trata de reivindicar las banderas de Córdoba, son los estudiantes de pregrado el cabo más débil de la cuerda de poder dentro de las instituciones universitarias. Lo que mas me asusta hoy es el elevado nivel de pasividad que arropa a una buena parte de la masa juvenil que ocupa pupitres y aulas dentro de nuestras universidades y esa inercia, a veces, traspasa la esfera conspirativa y todos fuimos observadores de lo que se tejía en esa comilona de cachitos al frente del PNUD. Más alarmante es el nivel de alineación y cooptación que padece la dirigencia estudiantil revolucionaria; algunos olvidan la humildad revolucionaria, olvidan la casa, se dogmatizan y se burocratizan. Siempre he inclinado mi interés por la conducción paritaria, pero como cuadro revolucionario debo atenerme a lo que dicta la actual Ley.

5-. ¿Qué aptitud adoptarán las cabezas revolucionarias para tomar en consideración las candidaturas a cargos de gerencia y dirección universitaria? Cuando hablo del método, me refiero a los efectos perversos que generan el consenso y la cooptación al momento de definir los nombres de los cuadros llamados a llevar la voz de los sectores progresistas al campo de la diatriba electoral. La derecha ha estado clara (divides y vencerás) y mas estratégicos debe ser el obrar en esta nueva circunstancia y en estos días de polémica, las cosas deben estar bien clara para no meter la pata. Aquí la urgencia nos empuja a escoger o sortear entre asumir las prácticas cuarto republicanas o internalizar el mandato establecido por el pueblo en los Artículos 62 y 67 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999.


Espero que estas reflexiones contribuya a enriquecer la construcción colectiva de las líneas tácticas estratégicas en la praxis político revolucionaria ante las próximas elecciones universitarias.



Politólogo UCV
Delegado de los Estudiantes ante el CNU (2004-2009)
Participante del Colectivo de Egresados Socialistas UCV.
Twitter: @Leviatan29
leviatan2021@gmail.com

lunes, 21 de marzo de 2011

Convocatoria CES

Se convoca a todos los camard@s a una reunión el próximo martes 22 de marzo, en la UBV, piso 3 sede del PFG de economía política, a fin de informar y discutir un conjunto de actividades a desarrollar en los próximos días.

Lugar: Universidad Bolivariana de Venezuela
Oficina del PFG de economía política piso 3
Hora: 5 pm
Día: martes 22 de marzo de 2011

domingo, 20 de marzo de 2011

Sugerencia de lecturas para fomentar la discusión de la transformación universitaria

Camaradas,

En atención al desenvolvimiento de los acontecimientos generados por la movilización opositora en torno al tema del Presupuesto Universitario y en aras de elevar el nivel de los planteamientos esgrimidos sobre este punto de la realidad de la educación superior, a continuación presentamos un conjunto de textos que pudieran servir de referencia y orientación en el actual debate de la universidad venezolana:

1-. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(Capítulo VI -De los Derechos Culturales y Educativos- Título III) http://www.tsj.gov.ve/legislacion/constitucion1999.htm

2-. Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU (Artículos 26 y 27) http://www.un.org/es/documents/udhr/index.shtml

3-. Ley Orgánica de Educación Gaceta Oficial 5929 Extraordinaria del 15/08/2009 http://www.opsu.gob.ve/extranet/descargas/01-01-00-00-00/01-01-00-02-00/leyes/GACETA_LEY%20ORGANICA_DE%20EDUCACION.pdf

4-. Ley de Universidades de 1958

5-. Ley de Reforma Parcial de la Ley de Universidades (Actualmente Vigente) http://www.pgr.gob.ve/db/bibpgr/edocs/1970/1429.pdf

5-. Ley Orgánica de Planificación Pública y Popular

6-.Discurso  de Ernesto Che Guevara al recibir el doctorado honoris causa de la Universidad Central de las Villas (28 de diciembre de 1959)  http://www.eumed.net/cursecon/economistas/textos/Che%20Guevara%20(1959)%20Discurso%20al%20recibir%20el%20doctorado%20honoris.htm

7-. Declaración Mundial Sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción (1998) http://www.unesco.org/education/educprog/wche/declaration_spa.htm

8-. Manifiesto de la Reforma Estudiantil de Cordoba 1918 http://www.ccee.edu.uy/ensenian/catderpu/material/cordoba.PDF

9-. Libro de La Reforma Universitaria (1918-1930)

10-. Darcy Ribeiro: La Universidad Latinoamericana (Extractos)

11-. Proyecto Nacional Simón Bolívar Primer Plan Socialista -PPS- 2007- 2013

12-. Boaventura de Sousa Santos: La Universidad en el siglo XXI. Para una reforma democrática y emancipadora de la Universidad  http://firgoa.usc.es/drupal/node/41681

Abrir las universidades a la democracia instituyente: ¿El juego está trancado?

Cuando uno escucha a rectores y rectoras, vice-rectores y vice-rectoras, decanos y decanas, directores y directoras de escuelas, consejos universitarios, de facultades o de escuelas, declarar sobre su intención colectiva e institucional de dialogar, debatir o asumir las tareas de las transformaciones universitarias, uno comprende con sano escepticismo que la mitad de propuesta es un discurso de galería mediática, otra parte es un guión pre-establecido para no cambiar absolutamente nada, y el resto se debate en un pequeño espacio para la simulación de la discusión (hasta llegar al agotamiento de la misma), para finalmente llegar a la conclusión que indica que desde el poder instituido de las universidades no habrá transformación alguna. Repito, desde el “poder instituido” de las universidades no habrá transformación significativa alguna.
Lo más resaltante de esta patética sub-cultura del “no debate”, de liquidación de la auto-reflexión crítica sobre los propios fundamentos, justificaciones, finalidades y responsabilidades del espacio de racionalidad instalado hegemónicamente, como armazón de sentido de la institución universitaria, es cómo un discurso autoritario, moderno, de razón suficiente, cancela los espacios de libertad, creación, de transformación, de contestación intelectual, ético-cultural, social y política.

Pues las universidades, no son meros espacios donde abundan las representaciones del “Homo Academicus”, en sentido de: a) contribuciones doctrinarias en el esclarecimiento de los problemas nacionales, b) búsqueda de la verdad para afianzar los valores trascendentales del hombre, c) formación de los equipos profesionales y técnicos que necesita la Nación para su desarrollo y progreso, d) inspiradas en un definido espíritu de democracia, de justicia social y de solidaridad humana, abierto a todas las corrientes del pensamiento universal, las cuales se exponen y analizan de manera rigurosamente científica, d) al servició de la Nación.

No, estimados lectores, esa visión normativa de la Ley de Universidades reformada en 1970 luego de una ocupación militar dirigida por las fuerzas del pacto de punto-fijo a la UCV, se aplica en clave minimalista. Pues las universidades son parte de los aparatos de hegemonía educativa y cultural, con lógicas de poder profundamente instaladas, producto precisamente de las contradicciones de las luchas históricas por conquistar espacios de autonomía-dependencia frente a su entorno económico, político, social, cultural; que se concreta en aquella frase que plantea actualmente el Art.109-CRBV: “(…) Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley”.

1.- Pinceladas de historia:

Desde 1958 hasta la actualidad, la Universidad venezolana en general sigue teniendo pendiente la tarea de una democratización interna más profunda y a una inserción social consciente y en sentido emancipador, en buena medida porque se ha colocado de espaldas al legado de la Reforma Universitaria de Córdova en 1918, que se extendió a buena parte de Latinoamérica con un aliento transformador radical, que dejó su horizonte y huellas en la educación superior del continente.

Una universidad democrática, autónoma, gratuita, transformadora y popular sigue siendo tarea pendiente en estas latitudes, frente a los proyectos de una universidad corporativa, tecnocrática, elitista, modernizadora, que utiliza el término democracia en términos aún más restringidos que el uso y abuso del “canon liberal-democrático” para caracterizar a los regímenes sociopolíticos funcionales al metabolismo social del Capital.

Otro de los hitos históricos que se deja de lado (como las Universidades Populares Gonzales Prada en Perú[i]), fue el debate sobre la “educación socialista” en 1933, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas en México. En este debate es posible comprender por otra parte los extravíos de una izquierda con profundos sesgos jacobinos. La “educación socialista” no se imponen desde arriba, desde el “gobierno”, parte de movimientos instituyentes de los colectivos, actores, movimientos y fuerzas sociales que hacen vida en la relación universidad-sociedad y pueblo organizado. Si el movimiento popular está operando en clave de masa de maniobra y no como sujeto de transformaciones, y si las fuerzas emancipadoras internas a las comunidades universitarias aparecen replegadas, el trabajo no se reduce a operaciones de toma y comando, sino a un vasto esfuerzo de articulación política y ético-cultural.

Por otra parte, cuestionar el pensamiento liberal-capitalista de las universidades, inscrito en sus currículos ocultos, no implica pasar a imponer la “educación socialista”. Esta es una posición simétrica al pensamiento único de derecha. Allí hay elementos fundamentales para comprender el extravió de reducir la libertad de enseñanza a una sola corriente de pensamiento, desde una doctrina única, impuesta desde un gobierno, sin pasar por un profundo debate de la multiplicidad de corrientes y sobre el papel de los saberes contra-hegemónicos en el interior de las comunidades universitarias.

El debate entre Antonio Caso y Lombardo Toledano, en el contexto mexicano de la educación socialista” por ejemplo, sigue siendo significativo para comprender las filosofías de la educación que se debaten en medio de la turbulencia política. Si se desgaja una filosofía de la liberación social, de una filosofía de la autonomía, de las pedagogías críticas de la liberación y de la libertad de las singularidades subjetivas, el proyecto de izquierda encalla con facilidad en una figura de colectivismo despótico. La especificidad de las luchas contra-hegemónicas en el terreno educativo y ético-cultural, no se reducen a los imperativos y ritmos específicos de una agenda política-partidista. Tienen su propio tiempo, su propia materia, su propia especificidad, sus propias tareas y lógicas de campos con relativa autonomía. Y lo fundamental, tienen sus propios agentes de cambio que pueden estar animados por una agenda de transformaciones más amplias, pero que no pueden constituirse en vagones de cola de un Ministerio, por lmás "revolucionario" que pretenda ser. Si no fuese así, sería mas honesto tirar al balde de la basura la noción histórica de "autonomía universitaria".

Por otra parte, a partir de los años 60, en medio de la intencionalidad política de la “Alianza para el progreso” de los EE.UU y en medio de múltiples conflictos, se pretendió convertir a las instituciones educativas de América Latina en banco de pruebas para proyectos de «modernización» capitalistas, reflejos, dependientes y truncos, diseñados y dirigidos desde los Estados Unidos a partir de una estrategia integral contra-insurgente, que manifestando la supuesta intención de ayudar a construir una Educación Superior, productiva para el crecimiento económico capitalista, eficiente en lo académico y administrativo, y aparentemente progresiva para el desarrollo social sin conflictos de clases, sectores y grupos.

Se trataba sin embargo, de contraponer este modelo tecnocrático de universidad fundamentalmente capitalista-modernizadora para liquidar a las universidades populares, autónomas y radicalmente democráticas (busque un co-gobierno en las universidades norteamericanas y vera que encontrará) como referencia contestaría frente a la dominación imperialista y los gobiernos que la hacen viable en Nuestra América.

El asunto básico era despejar del campus universitario a cualquier espíritu crítico, creativo, contestaría y revolucionario, léase cualquier corriente de pensamiento que pudiera en cuestión las estructuras de mando, dominación y explotación, así como sus teorías funcionales a la reproducción educativa de la hegemonía ético-cultural del sistema-mundo capitalista.

Más cerca de nuestro contexto local, el debate sobre la “renovación universitaria” entre 1968-1971 también serviría para realizar un balance de inventario de los “modelos de universidad en pugna”. La autonomía de la que tanto se habla en la actualidad desde los círculos dominantes de las Universidades está marcada en su sentido y significación, por una situación de facto , por la ocupación militar de la UCV, y no es casual que todo este debate sobre la autonomía limitada por la “razón de Estado” hubiese sepultado previamente el espíritu de la renovación.

2.- Lecciones de la derecha para la izquierda:

Pero hay un hecho que debe llamar a la profunda reflexión en el seno de las autoridades ministeriales. Lo que llama la atención críticamente, es que aún en las extremas condiciones de la confrontación política, se intento dar lugar a una consulta, aunque fuese un procedimiento viciado o un simulacro de apertura (en el marco de una relación de fuerzas nada inocentes) a la Reforma a la Ley de 1958, que en esencia logró finalmente dar mayor control al Estado sobre la Universidad y pavimentar el camino jurídico a las reformas tecnocráticas. Aquí la derecha supo manejarse con mano zurda.

Por tanto, la reforma de la Ley del año 1970, no estuvo preñada de ninguna “autonomía democrática, plural y libre”. Nació de una un proyecto de gobierno, que a través de una consulta parlamentaria amarrada a una correlación de fuerzas, fue cooptando selectivamente algunos de los elementos presentes en el debate sobre la renovación, a la vez que fue limando las aristas más contestatarias del movimiento para liquidarlo en la práctica.

Esa inteligencia política de la derecha marcó un juego de medios, instrumentos, recursos y procedimientos, donde el parlamento jugó con cierta cautela, reconociendo las divisiones internas a las fuerzas de izquierda y autonómicas en las universidades.

Ya entonces, la llamada “Alianza por la Autonomía” fue un movimiento defensivo, aleccionado por la bota represiva del gobierno de Caldera, y no de iniciativa transformadora. El uso político abierto del Consejo Nacional de Universidades, permitió colocar a la autonomía en un lugar subalterno, si así lo requería la “razón de Estado” de turno. Las maniobras internas al propio espacio universitario se correlacionaban con las dinámicas divisionistas y sectarias en el terreno de la propia izquierda.

Si no se comprende el acoplamiento de ambos movimientos de correlaciones de fuerzas, con sus propias lógicas, sus propios medios de acción, sus propios actores, sus propias especificidades, no se comprende la complejidad y la sobre-determinación de conflictos que se avivan. Y esta doble dinámica existe en la medida en que la autonomía universitaria juega un papel central.

Además, llama la atención que en perfecta comprensión leguleya, “bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la Ley” no es en ningún caso autonomía absoluta. Lo que se debate entonces en la LEU es la relación Estado-Universidad-Sociedad, no conceptos abstractos de autonomía, es el vivo efecto de las luchas históricas por concepciones de la autonomía universitaria enclavadas en la historia de Nuestra América.

3.- ¿Qué (no) hacer desde la izquierda?

Por tanto, luce extremadamente paradójico que un gobierno que se presume de izquierda cometa todas las torpezas de los ejercicios del poder de la derecha. Que ni siquiera se reconozca en su propia historia, que no parta de un balance de inventario programático de su propia filosofía de educación que dio lugar a la autonomía universitaria, en el marco de las luchas por la emancipación social y política, sin superar el grave error de considerar que en la materia universitaria bastará contar con la palanca gubernamental para hegemonizar un debate.

Con el perdón de todos los que se ilusionaron en la aplicación de la LEU, utilizando los atajos del período decembrino y la vorágine legislativa del momento, no hay transformación universitaria ni por decreto, ni por "acciones de toma y comando". Estas tácticas son muestras de debilidad en la capacidad contra-hegemónica del proyecto gubernamental.

Sin empuje decisivo de fuerzas de transformación internas, que desnuden la triste realidad de la universidad controlada por círculos de la derecha corporativa, reaccionaria, promotora de visiones neoliberales abiertas o encubiertas, con profundas relaciones con los intereses político-partidistas de la MUD y de la derecha internacional, y sin un acompañamiento del movimiento popular organizado, cualquier decisión gubernamental va a ser directamente traducida en clave de violación a la “autonomía universitaria”.

En síntesis, la derecha aparece revestida de hegemonía en cuestión de autonomía universitaria, por los propios errores de la izquierda, por deshacer con las visceras y los pies lo que hacen con el cerebro y las manos.

4.- ¿Que no acate la derecha?

Por otra parte, quedará grabada en la memoria universitaria la pancarta que manejaban las autoridades, que trataba de decir al parecer: “Por respeto a la Constitución. No acataremos la Ley”.

Esta frase fracasó morfo-sintácticamente (de esto ya se encargó Roberto Hernández Montoya: http://aporrea.org/educacion/a114969.html). Sin embargo, esta pancarta no deja de expresar el síndrome opositor, de lo que por mi parte llamo la imaginaria “Constitución-350”.

El único artículo que interpretan al tenor de sus humores circunstanciales, que parece reconocer la oposición venezolana en su imaginario jurídico, es el artículo 350, sin considerar aquella sentencia de la Sala Constitucional (Iván Rincón dixit ) que sobre el asunto despejo algunos interrogantes sobre la materia.

Porque uno de los elementos más interesantes de la disociación que frente a la Ley mantienen desde sectores de la derecha, es la sostenida actitud desafiante de desconocimiento de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia y de la legitimidad democrática del propio Tribunal Supremo de Justicia. Obviamente desde esta disociación ideológica grupal, sólo serán los operadores políticos y escribas jurídicos más extremistas de la oposición política, los máximos y únicos intérpretes del texto constitucional.

Lo que manifiestan entonces desde factores de la MUD, es un llamado trivial a desobedecer la Ley a trocha y mocha. Si tratase de esta actitud infantil que repitió cierta izquierda sectaria frente al ámbito del estado de derecho, en años anteriores de la historia política del país, púes será funcional y mucho mejor para el gobierno (como demostró el fallido golpe del 11 de abril y el paro petrolero).

5.- ¿El juego está trancado?

Estamos en muchos casos ante una política fanatizada de dos bandas políticas . Lo que algunos han llamado la “ política de las dos minorías ”, que responde menos al ejercicio riguroso de una política hegemónica , rigurosamente comprendida en un cuadro de fuerzas enfrentadas, y que solo se traduce en una política de dominación pura , en un choque de prejuicios, estereotipos y consignas, lo que vulgarmente llamamos un “diálogo de sordos”, sólidamente instalados en un cuadro de sobre-polarización que asfixia matices, deliberaciones amplias, articulaciones diversas, compromisos mínimos, salidas mínimas negociadas, conquista de la mayor legitimidad democrática posible.

Se trata en ambos casos, de una concepción autoritaria de la hegemonía , simple supremacía por el ejercicio de la fuerza, sin contenidos de justicia debatibles por parte de ambos polos de la confrontación. Esta tendencia impide que ninguna de estas opciones radicalizadas construya algún plano de “auctoritas” basado en la deliberación y la densidad de los argumentos, y no en el ejercicio puro de la fuerza.

De allí se explica con facilidad el hastío político y estancamiento del equilibrio relativo de las relaciones de fuerzas. Es falso que desde esta lógica, ninguno de los sectores vaya a conquistar a corto plazo una ventaja decisiva en el terreno de los valores, ideas e ideales . Creo que una lectura de los planteamientos, entre otras contribuciones críticas y constructivas, de Reinaldo Iturriza apuntan a refrescar una lógica de la política en el campo bolivariano que intentan despejar el camino para reimpulsar ventajas decisivas y deben ser analizadas con atención. Se requiere para eso tener oído fino, por una parte, y suspender los reflejos condicionados que disparan a toda crítica interna en el campo bolivariano con la etiqueta de “contra-revolucionario” y “salta-talanquera”.

Llama la atención que desde el punto de vista semántico y pragmático, quienes enarbolaban esta pancarta en la UCV, se han quedado, como dicen los amigos y amigas de los programas de computadoras, “colgados o guindados” en un circulo vicioso . La Constitución establece principios generales, con su rango y jerarquía, para la interpretación de la Ley. Pero además remite a la Ley; es decir a leyes orgánicas y ordinarias. Nadie acata una Constitución sin acatar al menos el “ principio de legalidad ”. Otra cosa es que quieran cuestionar una Ley orgánica u ordinaria específica, y la Constitución establece los procedimientos para hacerlo. Hasta donde cualquier ciudadano y ciudadana tenga entendido, aquí hay plena vigencia de la Ley Orgánica de Educación .

Seria conveniente preguntar a las autoridades universitarias si acatan o no acatan la Ley Orgánica de Educación. Desde allí comenzarían a despejarse muchos interrogantes y los caminos de la futura Ley de educación universitaria. Pues no se puede apelar a la Constitución para desconocer los procedimientos establecidos para asegurar el principio de legalidad. He allí los dilemas de aquellos que apelan histéricamente a la “Constitución-350”.

“No acataremos la ley de educación superior”, no deja de ser parte de un “plan de calentamiento de calle”, un plan que luce trivial y a todas luces sincronizado con otras iniciativas nacionales y hemisféricas, que el Presidente Chávez le lanzó un verdadero balde de agua fría, quitándole la iniciativa a esta “agenda de batalla”. Porque para la batalla hay un “orden de batalla” y un “cuadro posible de maniobras”. Y para decirlo con metáforas: no es conveniente ir con flancos débiles, ni con “vanguardias” mal estructuradas. Ni caer en la “agenda del enemigo principal”. Por tanto, la materia universitaria ha desbordado a los operadores políticos directos de ambos lados.

Aun no se comprende la especificidad y densidad del debate sobre la materia universitaria en tiempos de transformaciones sociales profundas. No se trata de simples correlaciones de fuerzas, sino de cualidades y densidades intelectuales de estas fuerzas. No es un asunto de aritmética de una medición de fuerzas, sino una complicada algebra de movimientos en el tablero estratégico, que desborda cualquier tentación de sustituir una consigna de derecha por una consigna de izquierda.

Fue de esta misma forma, como históricamente se agotó el debate sobre la “renovación universitaria”, y fue finalmente así como se impuso la reforma a la Ley de Universidades de los años 70, por parte de las fuerzas de punto-fijo. ¿Simple fuerza contra fuerza? Si es así se agota completamente el espacio para fecundar comunidades de pensamientos críticos y creativos, no solo maniqueos como lo son en gran medida hasta ahora, cuando se habla de política universitaria.

Porque “plural” no remite a un dualismo asfixiante que termina en maniqueísmo; es una política de “más de dos”, tanto actuales como virtuales; porque es en los matices y acentos de la multiplicidad de colectivos, corrientes y movimientos, donde se fecunda con mayor propiedad el debate universitario, pues las simples oposiciones binarias no ayudan a captar el juego de diferencias que puede enriquecer el “tiempo de la reflexión”.

Las necesidades, demandas, aspiraciones y requerimientos específicos de cada uno de los sectores universitarios, de cada una de las comunidades universitarias, de cada una de las actuales escuelas y facultades, incluso de cada grupo de autoridades universitarias en sus situaciones particulares, no puede aplanarse a una oposición binaria.

Si no se capta el juego de diferencias, de matices, de tonos, si no se introduce un debate donde se recojan historias y particularidades, el asunto se bloquea en una operación que marca el campo de batalla en zonas de influencia y control de la MUD ó del Ministerio de Educación Universitaria. Se pierden entonces en gran medida, un ámbito de temas y problemas que son propios de la especificidad de la materia universitaria, que podrían abordarse desde visiones mucho más amplias, desde lo que llamamos convencionalmente “políticas públicas” del sub-sistema de educación universitaria.

6.- ¿Sera posible el debate?

Por tanto, hay que saludar la intención para recomenzar el debate descarnado sobre el subsistema de educación superior, tanto dentro de las Universidades como fuera de ellas. Y en este debate, el primer prejuicio que hay que disolver es que la Universidad venezolana actual es, desde el punto de vista del ejercicio de sus prácticas y estrategias de poder, una institución predominantemente democrática; y que son los gobiernos o los Estados, los espacios donde se concentra exclusivamente el ejercicio autoritario o despótico del poder, mientras las “almas bellas” del no-poder y del conocimiento libre de sesgos ideológicos e intereses, aprenden a ser, a saber, a actuar y convivir, con relaciones exentas de poder-dominación.

Este prejuicio es una simple "mentira de bajo vuelo". Esta mitología impide pensar de manera descarnada la universidad como un espacio de luchas, como un aparato hegemónico y como una red de dispositivos de poder-saber, con sus voluntades y juegos de verdad, que cumplen funciones políticas más allá del espacio de lo político-institucional, del sistema político de partidos, del parlamento y de los aparatos de Estado.

Cuando uno escucha el estribillo de una “universidad autónoma, plural, democrática y libre” en boca de los rectores identificados políticamente primero, con una filosofía de la educación de corte liberal o conservadora, y segundo, con la realpolitik de la MUD; haciendo el trabajo político de la oposición partidista en las universidades públicas y autónomas, estableciendo convenios formales o informales con la USAID, o triangulando con cuanta fundación cercana a los intereses del Departamento de Estado Norteamericano exista, uno recuerda desde cuales tensiones, conflictos y antagonismos se constituyó el concepto de “Autonomía Universitaria” en el pensamiento de América Latina y el Caribe.

Por tanto, hay que dejarse de inocentadas y gestos bobalicones, a pesar de agotar el llamado al debate de argumentos. En la Universidad se hace y se piensa la política como en cualquier espacio social; es decir, no está exenta de la política de las fuerzas sociales, económicas, políticas y culturales que se enfrentan en una sociedad cruzada por tensiones, conflictos y antagonismos propios de las divisiones de intereses de poder, clases, grupos y sectores.

Ahora bien, los hacedores de política en las Universidades, la hacen al menos en dos planos que no pueden confundirse, aunque estén estrechamente vinculados: la política universitaria hacia su propio “espacio académico” (la docencia, la investigación, sus modelos de gestión, gobierno y administración); y la política de la Universidad hacia su entorno, sea estatal, empresarial, hacia los sectores populares o hacia la propia “sociedad civil”, con toda su anatomía enclavada en la economía política y sus conflictos de clases, grupos, fracciones y sectores sociales.

Todavía hoy se piensa que esta relación con el entorno se sintetiza en la palabra “extensión”. Pero la inocuidad del término oculta los compromisos porosos de las universidades con los vectores de fuerzas que operan con los medios-dinero y poder.

Las políticas de conocimiento, información y de saber se vinculan estrechamente a las universidades y al tan olvidado debate (que constantemente trae a colación el Sociólogo Rafael Palacios) sobre el sistema de ciencia y tecnología. ¿Por qué hay tanto desdén por estos debates de trascendental significación en la agenda de los operadores políticos?

Yo aventuro una respuesta: son debates de “baja rentabilidad política”. Sólo cuando los operadores políticos pueden pescar en estos debates cierto espacio de influencia, cierto caudal de votos, cierto nivel de audiencia, cierto control sobre recursos estratégicos, allí si son importantes estas cuestiones. Los “profesionales de la política” de derecha y de izquierda, se preocupan de la ciencia, de la tecnología, de la educación universitaria, de cuestiones como la bioética o de los "agujeros negros", cuando les toca su instinto de conservación, mantenimiento o ampliación del poder. Así de cruda es la realidad.

Encontrar una comisión parlamentaria preocupada por los problemas epistemológicos, éticos, sobre meta-teoría de la ciencia, sobre pedagogías constructivistas, sobre las tecnologías de información y comunicación en la enseñanza pública, ó digamos, sobre ontología fundamental, eso es una improbabilidad elevada a la máxima potencia. Pero son estos temas lo que aparecen de cuando en vez al abrirse el debate sobre la materia universitaria. Allí María Corina Machado, el diputado Cocciola, Iris Varela o Diosdado Cabello no tendrán grandes querencias invertidas.

Insisto, hay que saber organizar una agenda de temas y problemas, de ámbitos, que son propios y específicos de los actores que hacen vida de las comunidades universitarias, que no son ni siquiera operadores políticos en las universidades, de aquellos ámbitos donde se encuentran temas políticamente sensibles, donde se mueven a sus anchas los operadores políticos (el tema de la “autonomía organizativa” pensada en términos de "normas de gobierno", responde a querencias de determinados agentes de cambio o reproducción), e incluir las razones políticas que operan en la esfera pública democrática de la sociedad con relación al tema de la educación universitaria.

Por otra parte, ¿Acaso no es interes de los sectores populares que se discutan las condiciones de ingreso, que se estructure una universidad gratuita, con buenos comedores, con buenas bibliotecas, con acceso público al material biblio-hemerográfico, con acceso a nuevas tecnologías de información y comunicación, a buenos laboratorios y equipos, que puedan participar además activamente en la vida política de las universidades (que son "polis", aunque no se quiera aceptar este asunto), en sus políticas de “gestión, docencia, investigación y extensión”?)

Un concepto de universidad de derecha, anti-popular, anti-democrático y completamente funcional a los sistemas económicos dominados por el Capital y a sus representantes políticos, se opone a una universidad radicalmente democrática, autónoma, pública, popular y contestaría (y esta es una opción explicita acerca de las universidades públicas). Esto está claro. Pero esto no es suficiente.

Consolidar espacios para la fecundación de comunidades de pensamientos críticos, creativos y liberadores de las opresiones y cadenas impuestas sobre la imaginación, la sensibilidad, el conocimiento, el saber y los afectos, más allá de la idea de "profesionalización" o de crear engranajes socio-técnicos en la división social del trabajo, que impulsan las actividades manuales, estéticas, ético-culturales e intelectuales de los seres humanos, sin discriminaciones fundadas en el racismo, las clases sociales, la identidad cultural, el género, la coloniaje del poder-saber ó la condición social, esto ya comienza a ser una tarea mayor.

Superar una universidad, cuyos “funcionarios” administran planes de estudio y currículos (manifiestos u ocultos), para la reproducción de las estructuras hegemónicas de mando, control y explotación social, esto llevará mucho tiempo si partimos de la cualidad ética, estética, afectiva y política de los “funcionarios” actuales.

La Universidad ha sido eso, y ha demostrado que está función reproductora no permite superar el mimetismo de los proyectos de modernización refleja, dependientes y truncos. Tampoco sirve sólo para administrar habilidades y competencias socio-técnicas, requeridas por los intereses corporativos de las empresas, con su división jerárquica del trabajo y sus lógicas de funcionamiento internas.

Pero tampoco sirve una universidad arrodillada a intereses ideológicos contingentes de gobiernos, que dependen de ciclos político-electorales (cuando son más ó menos democráticos) sin capacidad de tomar distancia y espacio ante los requerimientos de los sistemas administrativos, políticos o económicos funcionales a la lógica del poder y del dinero.

El asunto va adquiriendo un complejidad que si no se logra organizar un debate con densidad, puede perderse todo el trabajo en el encontronazo por un solo artículo de la futura LEU.

Se equivocan entonces, quienes declaran apodícticamente que las universidades no son auto-transformables per se , o quienes suponen que en ellas no existen actores, movimientos, fuerzas intelectuales, estéticas, afectivas y éticas para propulsar mutaciones significativas. De esta afirmación simplificadora a “bajar la santamaria”, hay sólo un ínfimo paso.

Por otra parte, no se equivocan quienes afirman que los gobiernos, desde su lógica de gobernabilidad y del poder constituido, son los peores agentes de cambio cuando de universidad se trata. Ni siquiera un “gobierno revolucionario” escapa a los imperativos de una real-politik de cortísima elevación intelectual, donde la pulsión básica tiende a encogerse hasta devenir simple “técnica para alcanzar y mantener el poder por el poder mismo”.

La materia universitaria requiere no políticas gubernamentales de corto vuelo, sino políticas públicas hacia el subsistema de Educación Superior. Y cuando hablo de “políticas públicas” planteo, que nacen menos pensando en una “razón de Estado”, y más en la construcción de una esfera pública radicalmente democrática , donde la competencia científico-técnica, humanística ó los llamados saberes-expertos se abren al escrutinio público, donde concurren de manera conflictiva y hasta antagónica actores, movimientos y fuerzas que atraviesan a la sociedad y al Estado. Porque las "sociedades de conocimiento" no están desvinculadas de los juegos de poder.

Hoy ha sido profundamente cuestionada cualquier desvinculación de la razón tecno-científica de sus fundamentos, justificaciones, finalidades y responsabilidades sociales y políticas. Hoy ha quedado profundamente cuestionada cualquier presunción sobre la neutralidad axiológica o ideológica del desarrollo de las capacidades ó fuerzas productivas.

Lo que afirmo es que desde la lógica del poder constituido , sea del aparato universitario hegemónico o desde el aparato gubernamental constituido, no hay posibilidad alguna para activar movimientos instituyentes , comunidades de pensamiento críticos y creativos que desafíen los imperativos de la burocracia académica o los imperativos de ponerle la mano a las universidades desde un gobierno de turno.

El juego, entonces, está trancado, si se concibe exclusivamente desde una lucha entre poderes instituidos severamente enfrentados (las autoridades universitarias y sus grupos auxiliares, contra la autoridad gubernamental y sus operadores directos), sin visibilizar el barullo que viene de otras geografías de la experiencia, desde otras latitudes y planos de intensidad (colectivos, actores y movimientos instituyentes): la universidad puede dejar de permanecer impávida, si se conmueven sus cimientos burocráticos internos, y si se pone en cuestión al mismo tiempo, el extravió del los representantes del gobierno en esta materia.

Para desconsuelo de la oposición y cierto desconcierto de operadores políticos del gobierno, el presidente Chávez ha logrado rectificar para llamar a corregir graves debilidades de la LES. Por mi parte advierto que su artículo 11 de la actual LEU ha complicado sobremanera el modo histórico de comprender la relación entre Estado-Universidad-Sociedad.

¡Ni ultra-rectores ni ultra-ministros! Se trata de democratización y de densificación del debate universitario. A la demagogia rectoral no se le combate con demagogia gubernamental. Una política de Estado en esta materia debe proyectar un mínimo de coherencia, viabilidad y sostenibilidad.

La primera tarea será desbrozar la maleza para identificar y superar las debilidades de consistencia, congruencia y coherencia entre el proyecto de Ley de Educación Superior y la Ley Orgánica de Educación que le otorga cobertura, y que además es el primer peldaño del desarrollo de la Constitución en materia educativa.

Realizada esta tarea, habrá que superar la lógica del juego trancado. Superar las debilidades de un debate público sobre esta materia, de consulta amplia, abierta, de la animación integral de colectivos, actores y movimientos pertenecientes a las más variadas corrientes y comunidades universitarias, que tengan algo que decir y hacer, para enriquecer un debate amplio construir una arquitectura normativa donde mínimamente se reconozcan sus actores, movimientos y fuerzas. Se trata nada más y nada menos que la construcción de un piso de legitimidad democrática: el "mayor consenso posible".

Frente al burdo error de “no acateremos” de la MUD universitaria, no se responde con un simple golpe de mano legal o con "operaciones comando" que rememoran el espíritu de renovación sin imaginarios radicales instituyentes, no es positivo que proyecte un Ministerio que pretenda concentrar la totalización de significación y sentido alrededor del concepto de “autonomía universitaria”, que le hace el juego a una oposición traduce esta acción en lenguaje binario de “democracia contra totalitarismo”.

Desde estas posiciones los actores se ponen de espaldas a los debates de fondo.

El asunto es otro, como han planteado entre otros, los equipos que desde ORUS-IESALC-UNESCO, quienes plantearon una larga jornada de debates sobre reformas universitarias, con sus productos y trabajos en curso.

Se trata de hacer visible una concepción de la universidad donde la cuestión de la equidad y la democratización, por ejemplo, no terminen machacando lo que es esencial en estos espacios: producir el pensamiento que comprenda no solo nuestra realidad sino los contextos mundiales con los cuales se vincula, o generar formas de saber, conocimientos e informaciones que permitan densificar una cultura democrática para la convivencia de lo múltiple.

Por: Javier Biardeau R